sexta-feira, 26 de maio de 2017

El reloj que atrasa (1ª parte)


segunda-feira, 19 de março de 2012

El reloj que atrasa

 
Se despertó de golpe, un poco sobresaltado con el clac del despertador, que siempre  da un saltito a la hora señalada -las 5:30- probablemente porque se cruzan  las agujas, y se traban por un instante, produciendo el ruido seco que nunca lo había asustado antes.

Pero lo más extraño no fue ese sobresalto inédito sino lo que vino después, y todo lo que estaba por venir.
No se levantó de inmediato sino que, como siempre, se dio unos cinco minutos de pereza; después estiró el brazo para abajo de la cama y agarró el celular para ver la hora exacta.
Eran las 5:36, pero del día anterior.

Debería aparecer, al lado de la hora, el día martes 18 de abril de 2009. Aparecía, sin embargo, el 17/04/09.
Bueno, pensó, es uno de los tantos errores de la Tim: como los mensajes urgentes que llegan dos días después; o los avisos de atrasos en la factura que uno recibe cuando ya venció la segunda fecha para pagar; o las ofertas de planes de minutos y de mensajes que el cliente  ya se posee hace años.

En fin, nada preocupante hasta abrir la Folha de  São Paulo y confirmar la fecha: ¡17/04/09! pero no, no era una equivocación suya. No podía ser: hoy, el 18 de abril era -o debería ser- el cumpleaños de su mujer. ¡No había error posible! El día anterior le había comprado un regalo, y el tícket de la tienda lo confirmaba: ¡17 de abril, 18:46 de la tarde!

¿Cómo podía ser que ahora fuera el mismo día pero por la mañana? Se le ocurrió que no, que aparte del celular descompuesto, también el diario sería viejo, el del día anterior. ¡Marinalva se debía haber confundido, y subió el diario de ayer, claro!

Al leer las noticias notó que, además de ser un diario del día anterior - y que él sabía con absoluta seguridad que el día 17 ya había pasado, entero y con todas sus horas- las noticias estaban cambiadas. Había ocurrido un maremoto en las costas de California y el diario anunciaba que el hecho ocurriera en Laos, del otro lado del mundo. ¡Nada que ver!
 - Dale, Pá, apurate que tengo una prueba de matemáticas y no puedo llegar tarde ni un minuto - le dice la hija.
¡Pero nena, si ésa prueba fue ayer!- le contesta y empieza a preocuparse.
- Viejo, ¡abril, primera prueba bimestral del año! Te debés haber confundido con las del año pasado. ¡Siempre tan distraído, Pá!- y entra al auto para que la lleve a la escuela.

Prende el motor, se fija en la hora: 6: 48...día: 17/04/09!. No puede ser.
Llegan al colegio.
- Nena, ¿estudiaste bastante para matemáticas? - le pregunta Fê.

No hay dudas, el confundido es él y no la hija: la prueba es de matemáticas. pero él insiste: ¿ésa prueba no fue ayer?

- No tío, esta es la primera del año: números fraccionados y triángulos equiláteros- ¡joder!, piensa y se acuerda que ayer estuvo un par de horas con la prima gallega, una señora de más de 65 años, arquitecta, que vino a buscar trabajo a São Paulo. ¡Joder! ahí tengo la prueba. 
Y justo toca el celular:

¿Negro? Soy yo, Paquita, estoy en Guarulhos, el avión se atrasó dos horas. ¿Podrás venir a buscarme? -  la prima; pero no, no puede ser, si eso todo fue ayer: la prueba de matemáticas, tres cuartos de hora para estacionar y buscar a la prima en el aeropuerto; horas conversando sobre sus planes y proyectos de una segunda emigración.

Continuará. J.Villanueva. São Paulo, 19 de marzo de 2012.

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