Los túneles de Chronos y las arrugas del tiempo en México
Un túnel en América Central, que parece que guarda los restos mortales de
los gobernadores de la antigua ciudad mexicana de Teotihuacán, empieza a ser
explorado, después de unos 1.800 años de haber sido clausurado por sus
habitantes para proteger sus secretos en su interior.
El túnel se encuentra debajo del Templo de la Serpiente Emplumada — la
edificación dedicada al Dios de las mujeres Quetzalcóatl— y fue
descubierto de modo casual en 2003 cuando una lluvia torrentosa abrió un hueco
a pocos metros del templo, según cuentan los arqueólogos.
Durante las excavaciones aparecieron muros superpuestos de bloques y de
miles de ornamentos muy chicos de concha, jade de Guatemala, serpentina,
pizarra y obsidiana, que tal vez, hayan sido tirados por los teotihuacanos como
ofrendas de despedida en el momento de clausurar definitivamente la entrada.
Pleno siglo XVI. Un mundo nuevo recién
"descubierto": América.
Una nación
potencia, flamante imperio colonialista nacido de la lucha sin tregua de casi
ocho siglos entre los príncipes cristianos —bárbaros recientemente catequizados— y los ilustrados moros y bereberes, árabes del norte de África que
habían osado mezclar sus genes en tierras celtíberas: España.
Altivo
león, el trono de Isabel y fernando, los católicos, arrasan a los
"invasores" árabes en 1492, unifican la vieja Iberia bajo la cruz y
la espada, explulsan judíos y gitanos — adelantándose en casi cinco siglos a la gran fajina étnica de
Hitler y el nazi-fascismo— y se
lanzan a ocupar América.
En la
península, el catolicismo es la punta de lanza de la lucha feroz de los
papistas del Vaticano para perpetuar la tela de araña del poder político,
religioso y militar.
La cruel
Inquisisión elimina físicamente a la minoría judaica y estúpidamente destierra
a su porción más rica, la de los banqueros y financistas que pronto darán base
y soporte, en los Países Bajos, a la nueva clase burguesa de comerciantes y
artesanos. Clase que se sublevará, otros 300 años más tarde, para eliminar de
raíz el feudalismo de Francia e iniciar la era gloriosa del capitalismo.
El Santo
Oficio —o
Inquisición— mata
judíos, paganos y opositores en general. Y aprovecha para quemar como
brujas a miles de mujeres, sembrando las semillas del futuro feminismo. Se
preparan para enfrentar lo que será, enseguida, la bisagra histórica entre el
feudalismo y la edad moderna, la Reforma, y su reacción papista, la Contra
Reforma.
Guerra
Santa contra los protestantes –Lutero, Calvino, Henry VII y otras muchas
denominaciones evangélicas— que arrancan de la Iglesia millares de fieles e imponen las nuevas
reglas Morales de la burguesía y el capitalismo nacientes. Hijos espirituales
de las iglesias pentecostales de los siglos XIX y XX, y nietos de los pioneiros
protestantes, los neo-pentecostales de hoy reafirman la Doctrina de la
Prosperidad y dan secuencia –aunque con viejos ropajes mediavales- al
liberalismo de pensamiento francés, tan distinto y opuesto al conservadorismo
ibérico.
Túneles en Tihuanaco
Del otro
lado del mundo, o apenas en la otra orilla del Atlántico, una civilización de
600 años hacia 1492, se prepara para el declinio y la decadencia final. En
1521, arrogantes e incultos, los soldados ibéricos y sus caballos pisotean
Tihuanaco,
Y mientras
la Inquisición busca todavia com afán, aunque infructuosamente, el único
ejemplar sobreviviente del libro Árbol Mirábilis, los Mexicas
cierran con diez toneladas de rocas y piedras preciosas las puertas de su
tesoro.
— "Todavía no existe ninguna certeza de qué
hallaremos ahí dentro, pero de lo que sí estamos seguros es de que el acceso al
corredor fue cerrado con alrededor de 2.000 kilos de enormes esculturas y
piedras pintadas para resguardar algo verdaderamente importante en su
interior"— escucho
que dice el arqueólogo.
Con la
clausura del túnel se supone que se destruyó una cancha de juego de pelota que
se hallaba a un costado, de la cual quedan apenas unos pocos restos que los
arqueólogos están tratando de rescatar.
Durante
los trabajos en torno al túnel también se pensó en la hipótesis de que esa
entrada va a permitir descubrir los vínculos entre este espacio y otros
relacionados con el inframundo y con el simbolismo de los ritos de iniciación e
investidura divina; se trata de ritos olvidados desde hace casi 500 años,
cuando las tropas de Hernán Cortéz pisotearan la civilización Mexica y Azteca.
— "La carga simbólica de la zona de
Teotihucan radica en que fue considerada como el eje en torno al cual gira el
universo y por lo mismo la concepción de este espacio subterráneo puede ser sin
temor a equivocarnos una escenificación del inframundo"— insiste en el tema el arqueólogo.
El templo
de la Serpiente Emplumada queda en la zona de "La Ciudadela" situada
en la zona sur de Teotihucan, y fue bautizada con este nombre por los
conquistadores españoles que creyeron que se trataba de un lugar con objetivos
militar.
La palavra
Teotihuacan viene de náhutl —"lugar donde fueron hechos los dioses" o "ciudad
de los dioses"—, nombre
que le dieron los Mexicas a lo que fue el mayor centro urbano antiguo de
América Central, que alcanzó su máximo apogeo durante el período clásico.
Hoy es una
zona arqueológica ubicada en el valle del mismo nombre, que forma parte de la
Cuenca de México y a unos 50 km de la capital mexicana. Allí están monumentos
como "La calzada de los muertos","Los grandes
basamentos", la "Pirámide del Sol", la "Pirámide
de la Luna", "La Ciudadela", y el "Palacio
de los Jaguares", entre otros.
Los indios hopi,
del estado norteamericano de Arizona, que dicen proceder de un continente
desaparecido en lo que hoy es el Océano Pacífico, recuerdan que sus antepasados
fueron instruídos y ayudados por unos seres que se movían en unos grandes
escudos voladores, y que les enseñaron la técnica de la construcción de túneles
y de instalaciones subterráneas.
También
sabemos que muchas leyendas y tradiciones indígenas del continente americano
hablan de la existencia de túneles y redes de comunicación, e incluso de
ciudades subterráneas.
Existe una
literatura y suficientes investigadores que sostienen la hipótesis de que
debajo de la superficie del planeta habitan seres inteligentes desconocidos por
nosotros.
Pero si de
Tenochtitlán nos trasladamos a la península del Yucatán, hallaremos en su
extremo norte, oculta en la espesura de la selva, una ciudad descubierta en
1941 que se extiende sobre un área de 48 km², y que guarda en el silencio del
olvido más de 400 edificios que en alguna época conocieron esplendor.
Fue
hallada por un grupo de muchachos que, jugando cerca de una laguna en la que se
bañaban, se toparon con un muro de piedras talladas, oculto por la vegetación.
Continuará
Javier Villanueva. Catamarca, agosto de 2011
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