quarta-feira, 24 de fevereiro de 2016

Mafalda por Umberto Eco



El escritor y pensador Umberto Eco, fallecido hace pocos días, escribió sobre Mafalda lo siguiente:

"Mafalda no es solo un personaje de historietas; es tal vez el personaje de los años setenta en la sociedad argentina. Si al tratar de definirla se ha usado el adjetivo "contestataria", no ha sido por uniformarse a la moda del anticonformismo a toda costa: Mafalda es de verdad una heroína iracunda que rechaza al mundo tal cual es. Para comprenderla, conviene trazar un paralelo con otro gran personaje a cuya influencia no es ajena: Charlie Brown. Charlie Brown es norteamericano, Mafalda sudamericana. Charlie Brown pertenece a un país próspero, a una sociedad opulenta en la que trata desesperadamente de integrarse, mendigando solidaridad y felicidad; Mafalda pertenece a un país denso de contrastes sociales, que a pesar de todo querría integrarla y hacerla feliz, pero ella se niega y rechaza todas las ofertas. Charlie Brown vive en un universo infantil propio, del cual están rigurosamente excluidos los adultos (con la salvedad de que los niños aspiran a convertirse en adultos); Mafalda vive en un continuo diálogo con el mundo adulto, mundo al cual no estima, no respeta, hostiliza, humilla y rechaza, reivindicando su derecho a seguir siendo una niña que no quiere hacerse cargo de un universo adulterado por los padres. Charlie Brown ha leído, evidentemente, a los revisionistas freudianos, y anda en busca de una armonía perdida; Mafalda, con toda probabilidad, habrá leído al Che. En realidad Mafalda en materia política tiene ideas muy confusas, no logra entender que es lo que sucede en Vietnam, no sabe porque existen los pobres, no se fía del Estado y está preocupada por la presencia de los chinos. Sólo una cosa sabe claramente: no está conforme. La rodea una pequeña corte de personajes mucho más "unidimensionales": Manolito, monaguillo integrado del capitalismo de barrio, que sabe con total certidumbre que el valor primario en este mundo es el dinero; Felipe, soñador tranquilo; Susanita, beatificamente enferma de espíritu materno, narcotizada por sueños pequeñoburgueses. 


 

Mafalda, o cuando las clases medias eran progresistas




El 24 de marzo de 1976 fue el comienzo de una sangrienta cacería contra todos aquellos que pensaran diferente a los dictadores de turno, los más terribles tiranos que Argentina conociera en un siglo en el que no faltaron los golpes militares que favorecían a uno o otro grupo de las clases dominantes. 

Y la historieta argentina, como una parte importante de la cultura nacional también pagó un precio alto por sus conceptos de libertad y creatividad, peligrosísimos en aquella época.


El 4 de julio de 1976, pocos meses después del golpe de Videla, un grupo armado de la dictadura –de los llamados "comandos de tareas"- entró en la Iglesia de San Patricio, en el barrio de Belgrano, en Buenos Aires, y asesinó a sangre fría a cinco religiosos. 
Encima del cuerpo de uno de ellos, el padre Salvador Barbeito, los asesinos pusieron un afiche de Mafalda que arrancaron de la pared. Era aquella imagen muy popular en la que Mafalda aparece al lado de un policía y explica que se trata de un “palito de abollar ideologías”. 
Tanta era la importancia política de esa imagen de la niñita contestataria de clase media, que un tiempo atrás ya los servicios de inteligencia del estado argentino la habían adulterado con la clara intención de buscar justificativas y simpatías sociales para la represión. 

Al tapar con el afiche el cuerpo asesinado del padre palotino, un opositor político, las fuerzas represivas se apropiaban de la imagen de una manera muy distinta. Reconocían el sentido antiautoritario del dibujo de Quino, pero lo convertían en un  chiste macabro, un retruque a la inteligencia. Y encima se lo dedicadan a todos los jóvenes y adultos de aquella época que nos habíamos sonreído con la denuncia de una niña sobre los bastones de la policía.
La acción y la broma mortal nos mostraba a todos el poder de las fuerzas armadas y sus grupos especiales de acciones represivas. No se trataba ya de abollar ideologias solamente, sino de matar con total impunidad. El gesto destilaba odio y expresaba el poder de adueñarse del humor del enemigo, entendido este como todos aquellos que desafiaban o desafiasen a la represión, y lo hacían flamear como otro instrumento más del terror estatal.


La del nacimiento de Mafalda, sin embargo, nueve años antes del golpe cívico-militar, era una rara época en que la clase media latinoamericana -sobre todo las más poderosas y casi únicas- en Uruguay, México, Chile y Argentina, habían engendrado una juventud progresista. Es entonces que nace Mafalda, en 1964, como suplemento de la revista porteña “Leoplan”. 
En 1966 Quino publica el primer libro, agotando la tirada inicial de 5 mil ejemplares en menos de dos días. 
Al ser traducida a más de 30 idiomas,  el cartunista argentino logró expresar con su Mafalda la enorme y clara tendencia de las clases medias de la época a luchar por los derechos a la libertad, la paz mundial, y por las causas populares en países como Brasil, Bolivia, y en contra de la intervención militar de los EEUU en Vietnam. 



La trayectoria de Mafalda la convirtió, a finales de los años de 1960 y comienzos de los 70, en un un icono progresista, tanto en ámbitos políticos, sociales, culturales y educativos. Y es que en el universo de Mafalda -un personaje controvertido, y que es tradicionalmente relacionado con la izquierda progresista- están reflejadas sin embargo, todas las ideologías políticas más representativas de la época, en la que en medio de la Guerra Fría, los movimientos revolucionarios y tercermundistas, así como las dictaduras militares se encontraban en su pleno apogeo.
Los planteamientos y dilemas que levanta Mafalda son los propios de un período histórico que marcó um claro giro al curso de la sociedad durante los años de 1960 y 70. El mundo atravesaba entonces no solo por una etapa de enfrentamientos políticos y convulsiones sociales, sino también por un momento en el que los medios de comunicación –la TV sobre todo- jugaban un papel preponderante al llevar a todas las capas de la población el acontecer del planeta.
Mafalda nace entonces, en una familia de clase media en Argentina, trinchera desde la cual se encarga de hacerse eco de las inquietudes y conflictos propios de esa clase social que oye al papa Juan XXIII y simpatiza com los curas y la iglesia de los pobres. Quino lo refleja en otras tiras -las ilustraciones mudas, sobre todo- en las que muestra a unas capas medias temerosas de caer en la pobreza, hastiadas de las viejas oligarquías, pero cada vez más simpáticas a los movimientos revolucionarios. La universalidad de las ideas de Mafalda, sin embargo, y a pesar de hacerlo desde uma óptica de las clases medias, la convirtieron en una figura desde la cual podrían identificarse las distintas clases sociales y sus corrientes de pensamiento.
 Aunque la tradición se inclina a describir a Mafalda como un símbolo de la izquierda progresista, en cada uno de los personajes de la tira cómica Quino, su creador, se encargó de plasmar las diferentes ideologías: así, mientras Susanita demuestra posturas que se identifican con el conservadurismo tradicional, Manolito refleja las ideas de la derecha econômica, mientras personajes como Felipe simbolizan el centro “apolítico”, y Libertad y Guille, el hermanito de Mafalda, se postulan como un espejo de la izquierda. ¿Por qué incluir tantas opciones ideológicas en una historieta? Esto fue lo que le permitió a Mafalda convertirse en una figura universal, donde se puede ver un encuentro de las diferentes posturas sociales a través de la curiosidad de los niños que protagonizan las historias.
Pero, si existe una postura con la que es posible identificar a Mafalda a través de sus planteamientos políticos y sociales, esta es sin duda, la de sus actitudes siempre críticas. A través de la crítica a los aciertos y desaciertos de los gobiernos, a las grandes naciones y la os movimientos e ideas, se van haciendo palpables las posturas de cada uno, invitando a la reflexión y al cuestionamiento de todos los actores que están involucrados en el acontecer social. La comunicación es la herramienta sutil con la cual Quino se hace eco del pensamiento crítico que, todavía hoy, más de 50 años después de Mafalda, sigue vigente en todo el mundo.
El tema de las luchas de la mujer, por ejemplo: en la década del sesenta y sobre todo después de la 2ª Guerra Mundial, la condición social de la mujer empezó a cambiar de un modo drástico, y esto se expresó en fenómenos como el resurgir en auge de los antiguos movimientos feministas, el acceso de la mujer a los nuevos puestos de trabajo, una mayor libertad sexual con la píldora anticonceptiva, la minifalda y, sobre todo, el aumento de la participación de la mujer en la educación y em el crecimiento de su propio prestigio social, independientemente del hombre.
Siendo un espejo coherente de toda aquella generación que combatió a la guerra fría, levantó las banderas de las luchadoras feministas, fue inquisidora de la cultura de masas y luchó contra las dictaduras latinoamericanas, más que como a una niña de seis años, Quino modeló a su Mafalda como una pequeña bomba molotov de conceptos políticos y de reivindicaciones sociales explosivas.
Y trasciende, como tantas mujeres de la época, y más allá de ser un símbolo de la década de los años sesenta y setenta, no como una caricatura  argentina de la "hijita de papá y  mamá”,  o apenas la hermana de Guille, amiga de Felipe, Susanita, Manolito, Miguelito y la pequeña Libertad. Mafalda es definitivamente el icono progresista y satírico de todo un continente en los últimos 60 años.
La chiquilina contestataria viabilizó una fórmula con la que, molestar con preguntas y buscar las segundas intenciones de todo resulta fundamental y correcto. Dentro de sus historietas Quino dibujaba las demandas, los sueños e inquietudes de una década que trajo al debate público nacional, y entre las masas de los más jóvenes, el impacto de la Revolución Cubana, la crisis de los misiles, la guerra en Vietnam, el auge de los Beatles y las batallas de los movimientos feministas. Nuestras clases medias hoy, enceguecidas por el consumo, se olvidan de estos principios y amplitud de pensamientos, y gira nuevamente a la derecha, poniendo en peligro todos los logros de la democracia en los últimos años.




sexta-feira, 19 de fevereiro de 2016

Para leer al Zé Carioca - Serie historietas y pasatiempos en español


Para leer al Zé Carioca - Serie historietas y pasatiempos en español



Al final de la Segunda Guerra Mundial, atendiendo las presiones del gobierno norteamericano -que buscaba una política de aproximación a Brasil- Walt Disney crea  Zé Carioca, un dibujo animado que es una parte importante de las acciones para evitar que Brasil se volviera "un país comunista".

El dibujo, creado en los años 50, es totalmente hecho a mano, sin computadoras, efectos digitales u otro tipo de recursos mágicos del cine moderno. Tal vez por causa de Zé Carioca, en Brasil muchos se interesen en Disney, independiente de lo que representan sus dibujos.
El amigo Kepa Uriberri, escritor chileno y alma mater de Escritura Creativa, escribe un comentario sobre mi artículo del 31/7/11. que, por su importancia y extensión merece su publicación en este espacio.
Gracias Kepa!
JV

Cuando García Márquez escribe Cien Años de Soledad: ¿Estaría intentando penetrar culturalmente al mundo con la cultura latinoamericana? ¿Querría imponer el modelo de abuso militar de la guerra, que tanto duró, desde la independencia de nuestros pueblos hasta casi finales del siglo veinte? ¿Y el Martín Fierro, pretendía influir al mundo con la cultura rural sometida de los pueblos latinoamericanos?



No cabe duda que cada literatura es el reflejo de su autor (autores) y de su cultura y pensamiento. Walt fue un hijo maltratado, lleno de resentimientos hacia su padre, por ejemplo; eso explica la ausencia del padre y el acercamiento de los niños a tíos protectores que los reemplazan. Del mismo modo, la familia Disney vivió, cuando Walt era niño, llena de vicisitudes y apremios económicos, lo mismo que el propio Pato Donald, cuyo comportamiento siempre absurdo y fracasado refleja bien a Elias, padre de Walt. Habría mucho más que analizar. pero excedería de un comentario breve.


Si Dorfman y Mattelart hubieran estado más atentos a los antecedentes que a las supuestas consecuencias de las cosas que analizaban; si Dorfman aun no estuviera en una postura así, quizás sus ideas no fueran tan recalcitrantemente radicales. Por supuesto, así como Disney no podía hacer una épica del despojo porque provenía de otra experiencia cultural, Dorfman y su coautor, difícilmente pudieron hacer un análisis Liberal Manchesteriano.


José Carioca nace junto a Pancho Pistolas en una película de animación llamada Los tres caballeros, como una forma de acercamiento con los países latinoamericanos que podrían ser incidentes en el desarrollo de la segunda guerra mundial, Pancho es un gallo mexicano y José Carioca un loro o caturra brasileño. Esa es la admonición que define el sentir más suspicaz, respecto de la producción cultural estadounidense que se destina a nuestros pueblos. Para verlo, sin embargo, de manera más imparcial, haré dos o tres ejercicios. El primero consiste en hacer el esfuerzo de ver los significantes semánticos desde, por ejemplo, un alemán o quizás un italiano, también desde un francés, de los personajes y sus actos. En general el gringo, representado en Donald, es bastante idiota y es arrastrado por la personalidad avasallante del gallo mexicano, mientras Carioca aparece casi como un cómplice en las burlas: Ellos, Carioca y Pistolas, se divierten y son compinches; Donald, en cambio sufre la personalidad de ellos. Claro, si lo veo desde nosotros, los suspicaces y despreciados latinos, veré intenciones escondidas. Quizás si quieran mostrarse inofensivos y por eso nos envían al estúpido Pato Donald, ¿no?. Un alemán, en cambio, verá en Disney cómo la cultura de los Estados Unidos es penetrada por la obra de sus grandes filólogos, los hermanos Grimm. ¿Querría, el gobierno de los Estados Unidos, acoger de brazos abiertos el alma del pueblo que consideró su enemigo por décadas? ¿Es que los estadounidenses serán verdaderamente el Pato Donald? ¿O será que José Carioca es un arma secreta culturalmente letal, sacada de la experiencia sufrida con Blanca Nieves? Tal vez los Estados Unidos se sentían los cincuenta y dos enanitos de la Blanca nieves alemana, o también Los azules príncipes que perseguían a la servicial Cenicienta, con un zapatito de vidrio, mientra la perversa madrastra y sus feas hijas (quizás nazis) le tendían una peligrosa trampa. Menos mal que se salvaron mágicamente. La servicial Cenicienta se repartió entonces entre el dormitorio de la OTAN y el del Pacto de Varsovia. Es que el otro zapato se lo habían llevado los bolcheviques. En fin, Dorfman no era alemán. Tampoco francés, de manera que no vería la Sinfonía Idiota de Disney con los ojos de los compatriotas de Perrault. Este corto de Disney es una versión bastante idiota de la Caperucita Roja del autor francés. El lobo, muy francés, le gusta comerse a las mujeres. Caperucita es una rubia ingenua, que salta por el bosque, en vacaciones, como gringa por París; ahí se encuentra a monsieur Le Loup quien planea comérsela a ella y a la abuela. Los americanos en París, serían en la Sinfonía Idiota, los tres chanchitos. Dos de ellos deben haber sido granjeros de Nebraska u Omaha. El otro es un neoyorkino dedicado a la albañilería, que asume el papel del cazador del cuento, pero que combate al lobo con palomitas de maíz: ¡Oh! No. Es un arma letal: Es americana. La representación es pueril, pero otra vez Disney recurre a la cultura europea para inspiración. Sería largo seguir con el italiano Carlo Collodi y su Pinocho (pero recomiendo ampliamente la lectura del cuento original). Se lo dejo al lector. Sólo me interesaría hacer ver que la cultura europea es rica en cultura narrativa infantil. Es ahí donde Disney se inspira. En cada adaptación se tiñe el resultado del ser intrínseco angloamericano: Disney lo es. Pero no hay una tradición narrativa occidental americana; ni en el norte ni en el sur. Por eso la creación propia del animador recurre a la creación personal. Primero el Ratón Mortimer (después Mickey), un don nadie como el mismo Disney, después un acomodado ratón con auto y novia, como todo "americano triunfador" de los cuarenta. Más tarde Donald nace para reflejar al "looser" como el propio padre de Walt. Disney buscó, en América latina, ampliar su mercado, para eso buscó, a falta de una narrativa folklórica, como había en Europa, crear los personajes y montar la historia, como había hecho ya con Mickey, Donald y otros. Habrá que reconocer que dentro de una psicología ingenua o muy perversa, leyó algunos rasgos que penetraron la idiosincrasia latina. Ze Carioca ha conquistado al Brasil y a todos los latinos. Pancho Pistolas no. Pero, buscando material para este comentario, encuentro una opinión en algún foro que argumenta por qué prefiere, como arquetipo mexicano, a Pistolas antes que a Speedy González de la Warner Bross.: "Pancho Pistolas es un gallo y mero macho como buen mexicano, es mejor que el Pato Donald, mientras que González es una rata que huye rápido después de robarle al gato gringo". Al menos yo, me compré el comentario. Por otro lado, de observar a Ze Carioca y su personalidad tranquila, de saber vivir y más, me recordó bien a Joao Gilberto, a Pelé, a Roberto Carlos y muchos otros encantadores brasileños que el lector no conoce y han sido mis amigos.


Finalmente, y para redondear, Disney no hizo a un argentino para esta serie: ¿Por qué? Bueno, tampoco a un chileno, un peruano o un venezolano, pero esto es para otro comentario.


Saludos afectuosos;
Kepa Uriberri


Texto del artículo anterior, de 31/5/11, de Javier Villanueva:

En 1972 aparece en Chile "Para leer al Pato Donald" de Armand Mattelart y Ariel Dorfman, un estudio crítico sobre la historieta de Disney en el que analizan las tiras cómicas del Pato Donald. Este trabajo, fundacional en cierto modo de los estudios de las ciencias de comunicación en América Latina, se debe encuadrar en el contexto de su publicación: el Chile pro socialista del gobierno de Allende.

Dorfman y Mattelard creían en la función científica en las ciencias sociales, siempre que estuviera ligada a la acción política. Es por eso que el discurso científico a veces parece transparecer otro, más "de asamblea", o "de barricada". Aún así, es un libro clave de la literatura política de los '70. Un ensayo, a partir de un análisis marxista, cuyo objetivo es demostrar que las historietas de Disney son un vehículo sutil -y a veces no tanto-para la penetración de una cultura de imperio en los países subdesarrollados.
En los diarios principales de todos los países, se lo trató en las secciones de política. “El Pato Donald contra Allende”, tituló el diario de mayor tiraje en Francia, France Soir, mientras que El Mercurio, el diario de derecha chileno, no mostró ningún humor al tratar del tema, y la Associated Press difundió un cable alarmista entre sus abonados. La indignada reacción de la derecha decía que las publicaciones de Disney son universalmente aceptadas como entretenimiento, un valor lúdico que responde a pautas permanentes de la ´"naturaleza humana", que está por encima de las contradicciones sociales. Para El Mercurio, el Pato Donald es inatacable como modelo de "sano esparcimiento para los niños"

Sacando ciertas deficiencias de análisis, el libro hace señalamientos correctos sobre la ideología de los cómics: como por ejemplo, en el mundo de los patos las relaciones son meramente monetarias, y la recompensa a una "buena acción" es siempre un premio económico. Del mismo modo, la peor tragedia para los patos es perder dinero o una posible ganancia material.
Por otro lado, las historias demuestran la manifiesta inferioridad de los pueblos primitivos, invariablemente algún lugar de Latinoamérica, Asia o África. El tercer mundo aparece como un juguete para los personajes de Disney que, aburridos de la rutina, emprenden aventuras donde siempre hallan grandes tesoros sin dueño de los que apoderarse, sin que esto constituya un robo, por supuesto.
Además, hay un claro "desabastecimiento" de progenitores: en las historias nunca hay padres ni madres, sólo tíos, abuelos, primos y toda clase de parientes, al antojo del escritor. Esta falta de padres hace que, en el caso de Donald y sus sobrinos, la autoridad ejercida por el tío sea arbitraria y surgida de una especie de contrato.

Estos y otros apuntamientos se señalan en las historietas, aunque resulta poco probable que el objetivo de estos cómics sea inducir subliminalmente el espíritu capitalista en los lectores de nuestros subdesarrollados países. Más probablemente estos mensajes sean un simple producto de la ideología de los autores, parte de la sociedad estodounidense, donde estos valores son los más aceptados.
"Para leer al Pato Donald" es, a pesar de lo que podamos criticarle hoy, un libro que se lee en las carreras universitarias de Comunicación, Periodismo, y afines. Junto a "Superman y sus amigos del alma" es uno de los libros básicos de la literatura de análisis político. Siguen algunas de las citas más interesantes.

“Mientras su cara risueña deambule inocentemente por las calles de nuestro país, mientras Donald sea poder y representación colectiva, el imperialismo y la burguesía podrán dormir tranquilos.”

“Siempre se lo ha rechazado (a Disney) como propagandista del “american way of life” (…). La amenaza no es por ser portavoz del modo de vida del norteamericano, sino porque representa el american dream of life, el modo en que los EE. UU. se sueña a sí mismo, se redime, el modo en que la metrópoli nos exige que nos representemos nuestra propia realidad, para su propia salvación."

“Las ideas de Disney resultan así PRODUCCIONES bien materiales de una sociedad que ha alcanzado un determinado desarrollo de sus fuerzas productivas. Es una superestructura de valores, ideas y juicios."

“Lo imaginario infantil recubre todo el cosmos-Disney con baños de inocencia, permitiendo por medio de la entretención que se desarrolle la utopía política de una clase. Pero, por otra parte, el rincón donde (…) se identifica la inocencia es aquel sector que corresponde en la vida histórica a los pueblos marginales.”

“Disneylandia es el conquistador que se purifica y justifica la reiteración de su conquista pasada y futura”

“Este defasaje, entre la base económico-social en que vive cada individuo y el estado de las representaciones colectivas, es precisamente la que asegura la eficacia de Disney y su poder de penetración en la mentalidad comunitaria, en los países dependientes.”


Dorfman, A. y Mattelart, A., “Para leer al Pato Donald” (comunicación de masa y colonialismo), Buenos Aires, Siglo XXI, 1972.






Más sobre Dorfman
Aunque nació en Buenos Aires en 1942, Dorfman pasó parte de su infancia en Estados Unidos, y en Chile desde 1954. En 1967 optó por la nacionalidad chilena. Fue colaborador de Salvador Allende; tras el golpe de 1973 fue al exilio. Desde 1985 es profesor de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Duke, Estados Unidos.

Cuando Dorfman presentó en Buenos Aires su novela Americanos, los pasos de Murieta, la Revista Ñ de Clarín lo entrevistó sobre la obra, que cuenta la figura legendaria de Joaquín Murieta, un personaje de California durante la Fiebre del Oro, en 1850, y recorre más de cien años de historia de América del Norte y del Sur, las luchas de la independencia y la pérdida de California.  Ñ le preguntó cómo cambió su visión de la cultura desde que lanzó "Para leer al Pato Donald", y Dorfman contestó: "Ese libro fue escrito en un momento de lucha social en Chile y dentro de una revolución que intentó cambiar todo. Se escribió en diez días, en el calor de la lucha por la supervivencia. Y yo diría que si uno mira la obra del Pato Donald, no como problema ideológico sino como forma de escritura, es una apropiación latinoamericana de un mito norteamericano"


http://javiervillanuevaliteratura.blogspot.com.br/2013/10/para-leer-al-condorito-y-al-ze-carioca.html

quinta-feira, 4 de fevereiro de 2016

Los Cuentos del Coyote y el Conejo


Según diversos estudiosos de las tradiciones y del folclore de América Central, las viejas y tradicionales historias del “Tío Coyote y el Tío Conejo”, deben haber sido inventadas posiblemente por un mestizo que durante años observó atentamente la sociedad de su época, y sus contradicciones.
Son relatos que no tienen dueño ni autor. Anónimos, los cuentos vienen pasando de boca en boca, de generación en generación.
Graciosos, pintorescos y siempre con una anécdota explícita u oculta, estos cuentos de antaño servían para educar y enseñar de modo sutil a quienes los oían.
En los tiempos en que escribir y leer eran privilegio de unos pocos, los relatos a la luz del fogón hacían que al anochecer, escuchando la voz de los abuelos, los chiquillos aprendieran aquellos relatos y se imaginaran perseguidos por el tigre, o se rieran de las picardías del conejo.
Pocos creen que estos cuentos, tan populares en Nicaragua, Guatemala y Costa Rica, sean de origen indígena, a pesar de que sí repiten la fuerte presencia de los animales en la cultura precolombina, tanto en la azteca como en la maya.
Por eso es que se llega a la conclusión de que serían el producto de la observación astuta de pobladores mestizos, posteriores a la primera época en que la vieja sociedad maya no se había mezclado todavía con la cultura y las estructuras sociales de los conquistadores españoles.
Según esta visión, tal vez la más politizada, el coyote y el conejo son los símbolos de algunos personajes de la vida cotidiana y, de algún modo reflejan el comportamiento de los distintos grupos sociales.
Los cuentos de Tío Coyote y Tío Conejo tienen sus raíces, por lo tanto, en la época colonial, cuando Centroamérica así como el resto del continente, era dirigida por metrópolis europeas, en este caso, por el poder central de España.
Los elementos indígenas se reconocen en la herencia mágica del nahualismo, en su capacidad de transformarse, y de esconder la verdadera identidad en el “otro yo”, que de preferencia es casi siempre un animal.
El Conejo, en las versiones más infantiles, aparece como un personaje vivo y astuto. En realidad, o desde el punto de vista de una visión más sociológica, es un oportunista, un bandido engañador y mentiroso, de los que tiran la piedra y esconden la mano, y mandan a otros a hacer los “trabajos sucios” y luego aparecen sonrientes.
Según la opinión de muchos sociólogos, su imagen de ingenuidad, de blancura y belleza sirve para engañar. Detrás de su aparente candidez se encuentra la perversidad, y la astucia para vencer a rivales superiores, del mismo modo que muchos delincuentes se aprovechan de una apariencia física elegante y bien presentable para embaucar a los incautos.
En cambio el Coyote, es todo lo contrario, un personaje sencillo, crédulo, fiel, y a veces hasta demasiado tonto e iluso. Siempre paga los platos rotos. Su apariencia zorruna ayuda a que se lo considere malo y astuto. ¿Cuántas personas que son talentosas no tienen mejores oportunidades en la vida porque su apariencia poco convencional les niega el derecho a la confianza?
El Coyote, según dicen, es como un hombre humilde del pueblo, siempre víctima de las maquinaciones de los más astutos. Es el que lleva siempre la peor parte.
Tío Coyote y Tío Conejo son personajes del imaginario popular de muchos pueblos que van desde el Caribe venezolano y colombiano hasta el centroamericano, personajes a los cuales se les podría atribuir también algunas de las virtudes y características del Quijote y Sancho Panza.
La radio y después la televisión, desplazarían la costumbre de los cuentos a la luz del fogón. Esperamos que al rever estas tradiciones se vuelva a encender en los lectores el fuego de aquella sabiduría de antaño.
Extraído de “Los Cuentos del Coyote y el Conejo”, 2005, São Paulo. Editora Nacional, Serie Librería Española Hispanoamericana - Casa del Lector. Selección y adaptación de textos: Víctor Barrionuevo.

El señor Coyote y los perros
Este es un cuento sobre el señor Coyote, el engañabobos bobo, que como dicen los demás animales, es tan inteligente como estúpido.
Un día en que el señor Coyote caminaba por un valle que hay entre dos montañas. Se lanzaron detrás de él dos grandes perros que hacía mucho esperaban la oportunidad de agarrarlo. El coyote trató de alcanzar el bosque, pero los perros se encargaron de hacerlo correr.
Pero mientras se decidía por donde iba, aparecieron otros dos perros y se lanzaron hacia él, obligándolo a volver por donde había venido.
Los cuatro perros habían urdido el plan de hacer correr el coyote de ida y de vuelta por el desierto hasta  que estuviera demasiado cansado para dar un paso más. Los perros que lo perseguían se le acercaban y el coyote sabía que estaba corriendo en dirección a los otros dos que lo esperaban. Se dio cuenta entonces de que tenía que actuar sin perder tiempo.
Sobre la ladera de la montaña vio algo oscuro y redondo que le dio esperanzas: una cueva. Al ver a los dos perros que le hacían frente y oír a los dos que lo perseguían, se lanzó hacia el pie de la montaña. Tan cerca estaban que el señor Coyote podía oírlos discutir sobre cuál de ellos le daría alcance primero. Entonces, con una zambullida al aire, aterrizó dentro de la cueva, pero el agujero era demasiado chico para los perros. Afuera, los perros se quejaron y aullaron y patearon un rato hasta que se dejó de oírlos.
(Cuento anónimo de la tradición oral centroamericana).
Javier Villanueva. São Paulo, noviembre de 2005.





terça-feira, 2 de fevereiro de 2016

¿Cómo surge el idioma español?



La lengua española nace en el continente europeo, en la región que hoy es España, y actualmente es el idioma ocial de diversos países.
También es la lengua más hablada en América y una de las más usadas en el mundo, después del inglés y el chino. 
Cuando los romanos conquistan la península Ibérica, el latín pasa a ser la lengua ocial. El latín continúa siendo la única lengua común durante muchos siglos, aun después del n del Imperio Romano, principalmente para la Iglesia Católica y después para las Universidades de la región.

En la cultura popular, a nes del siglo III, se extiende una forma de latín más vulgar que sufre, con el paso del tiempo, transformaciones regionales.

En el siglo VIII empieza la inuencia de la lengua árabe, debido a la expansión musulmana llegada del norte de África en 711.
Los árabes permanecen ocho siglos en el actual territorio español y dejan su huella en la lengua, la arquitectura, la música y las ciencias; pero aunque su pueblo se mezcla con las poblaciones originarias, son vistos como invasores por los reinos cristianos del norte que los combaten.

Durante las guerras de reconquista, el reino de Castilla comanda la expulsión de los árabes del territorio. 
Y para mostrar su prestigio y la fuerza de su reino, el rey de Castilla, Alfonso X, establece el castellano -la forma de latín vulgar que hablaban en su reino- como lengua ocial, sustituyendo el latín en la ciencia, la literatura, la historia, las leyes y la administración. 

En 1492, Antonio Nebrija, publica su obra Gramática castellana, que es la primera gramática de una lengua vulgar escrita en Europa que sirve para jar el idioma. Esta obra está dedicada a la reina Isabel I de Castilla que en ese año apoya a Cristóbal Colón en sus viajes marítimos que resultan en la conquista del Nuevo Mundo, América. Con el tiempo el castellano comienza a llamarse también español.


FORHAN, Neisy Amparo Escobar 05/02/2009. Publicado en Cambio, Língua Estrangeira Moderna-Espanhol. Ensino Fundamental II. Companhia Editora Nacional, 2009. 2ª edição, 2012, IBEP, São Paulo.



http://javiervillanuevaliteratura.blogspot.com.br/2015/11/breve-glosario-etimologico-de-palabras.html