quarta-feira, 16 de novembro de 2016

A 400 años de la muerte de Cervantes, la creación de Don Quijote

A 400 años de la muerte de Cervantes, 
la creación de Don Quijote




Es muy posible que Cervantes no ganara demasiado dinero con “El Quijote” por causa, en gran medida, de las muchas ediciones piratas. 

Como un modo de compensarlo, la fama que Don Miguel de Cervantes Saavedra ganó con su obra principal le permitió publicar muchas otras producciones literarias que de otra manera, tal vez se habrían quedado en algún cajón escondido. Ese es el caso concreto de las “Novelas ejemplares”, las “Comedias y entremeses”, y “Persiles y Segismunda”.

El éxito, por fin, ocurrió en Madrid

En 1605, casi a punto de cumplir sus 60 años, Miguel de Cervantes publicó en Madrid, una novela que era totalmente ajena a todos los cánones literarios de su época. 
El éxito inmediato de “Don Quijote” fue incendiario y tan fulminante en España, que siguió como un reguero de pólvora hacia toda Europa y América.

Si es que es verdad – como se supone- que Miguel de Cervantes concibió su Quijote durante su estadía en la prisión de Sevilla, probablemente debió empezar a escribir la obra al salir de la cárcel, en la misma ciudad, pero con seguridad que la terminó en Madrid, justo un poco antes de mudarse a Valladolid.

Madrid, la 1ª parte de “El Quijote”

La primera edición tenía 664 páginas y muchísimas erratas. La llamada “novela que cambia la novela” es producida en la imprenta de Juan de la Cuesta, en la calle Atocha, en Madrid. 

El librero Francisco de Robles, que es dueño de los derechos de autor, la vende al precio de 200 maravedíes y medio. 
Esa 1ª edición no demora mucho en agotarse, y enseguida se van sucediendo centenas de y miles de reediciones, muchas de ellas clandestinas o sea, no autorizadas, y a veces ignoradas incluso, por el dueño de los derechos de autoría y por el proprio Miguel de Cervantes.


La obra fue lanzada en enero de 1605 y enseguida cosechó un éxito brutal, masivo e incontenible. Al cabo de dos meses se realizó una 2ª edición, a la que siguieron otras muchas en Lisboa, Valencia, Bruselas, Milán, Barcelona. 
En el mismo año de 1605 se enviaron los primeros lotes de la novela al nuevo continente, tierras de reciente propiedad de España y disputadas por Portugal, Francia e Inglaterra: América.

Muy pronto “El Quijote” se tradujo al inglés, en 1612, y al francés en 1614. El propio Cervantes escribiría en 1615, en la 2ª parte de Don Quijote: 

“Tengo para mí que el día de hoy estai impresos más de 12.000 libros de tal historia... ami se me trasluce qi ie no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzga”

No se equivocaba ni un poco Miguel de Cervantes en su previsión profética: el Instituto Cervantes inauguraba el 21 de abril de 2005, al cumplirse 400 años del lanzamiento de la obra, su exposición "Quijotes por el mundo", con 185 ediciones en 56 lenguas, precedentes de las 60 bibliotecas que la institución poseía en todo el mundo.
La obra que desde 1612 hasta llegar al siglo XXI ya se tradujo - sea integral o parcialmente- a más de 140 idiomas y variedades lingüísticas diferentes, continúa siendo traducida en nuevas ediciones a lenguas como el coreano, el quíchua o el guaraní.

Esta 2ª parte, que tuvo una recepción por parte del público igual de entusiasta que la primera, fue una tentativa por parte de Cervantes de cerrar el paso a los plágios, imitaciones de textos y falsas continuaciones de su primer volumen, entre ellas la más conocida, firmada por Alonso Fernández de Avellaneda en 1614.

Desde el principio, Don Quijote, el protagonista de la novedosa novela cervantina se vovió un personaje proverbial que circulaba en boca de todos y al que, incluso, se lo hacía desfilar en los carnavales callejeros de Europa. 
Esto no ocurría, como digo, solamente en España, sino también en Flandes y Alemania. Y la popularidad internacional de Don Quijote queda atestiguada por la anécdota que relató uno de los censores - sí, porque la iglesia, totalmente liada com ele estado español continuaba inquirindo y censurando- de la 2ª parte del libro, el licenciado Márquez Torres, quien en febrero de 1615 tuvo una larga conversación con unos señores franceses que habían llegado a España con el embajador de su país, que “apenas oyeron el nombre de Miguel de Cervantes cuando se empezaron a hacer lenguas, encareciendo la estimación en que, así en Francia como en los reinos confinantes, se tenían sus obras”.

Cervantes se despide del mundo y de sus amigos

Los franceses que lo visitaron en 1615 se quedaron escandalizados también al descubrir que Miguel de Cervantes vivía en la total pobreza: 

¿Pues a tal hombre no le tiene España muy rico y sustentado del erario público?”, dijeron.
Pero con seguridad tal pobreza no era total o absoluta, porque parece que Cervantes siguió metiéndose en diversos tipos de negocios casi hasta el final de su vida.

Consta que murió de hidropesía, una sed insaciable que es uno de los síntomas de diabetes o de la cirrosis biliar, enfermedades que afectan el páncreas y el hígado.
Cuentan que tres días antes de fallecer dictó la dedicatoria del Persiles: 
“Ayer me dieron ia Extremaunción y hoy escribo ésta. El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan”.

Dos días antes, escribía em el prólogo: 
“Mi vida se va acabando... Adiós, gracias; adiós, donaires; adiós, regocijados amigos”.

Pero, volvendo al principio,¿cuándo y dónde nació Cervantes?

Durante los siglos esta pregunta representó un mistério doble. El primero se terminó aclarando después de ser encontrada su partida de bautismo, con fecha del 9 de octubre de 1547, labrada en la parroquia de Santa María la Mayor de Alcalá de Henares. 
En relación a la fecha exacta, solo se puede presumir que fue un 29 de septiembre, el día dedicado em el santoral a San Miguel.

Sigamos volviendo un poco hacia atrás. En 1581, vivendo en Lisboa, un verdadeiro aspirante a nada

Don Miguel de Cervantes llega Lisboa buscando nuevas oportunidades, que al final se quedarán otra vez en la nada. La nueva corte lisboeta está  llena de buscavidas – como el mismo Cervantes- y de aspirantes a cualquier cosa que les evitara trabajar, y hierve de vida comercial: 

“En ella se descargan las riquezas de Oriente y desde ella se reparten por el universo”, dice el autor que luego va a desempolvar esos recuerdos amargos de ese paso, con su estadía inútil en Portugal, en algunos pasajes de la obra “Persiles”.

En 1592, en Castro del Rio, Córdoba, sufre un encarcelamiento fugaz, pero muy productivo

Cuentan los cronistas de la época que la vida de un recaudador de impuestos – y este era el oficio principal de Cervantes- no era nada fácil. El autor de “El Quijote” será acusado de vender trigo sin tener autorización e irá a pasar unos días arrestado en Castro del Río. 
Muchos estudiosos de la obra cervantina suponen que fue allí donde nació en Cervantes la idea de “El Quijote”; pero otros tantos sostienen que fue más adelante, durante un nuevo encarcelamiento en la ciudad de Sevilla.

En Valladolid, 1603, siguiendo a la corte

Dicen que muy cerca del matadero municipal y en los cuartos superiores de una taberna, en un pequeño edificio en el que vivía mucha gente pobre amontonada, se instala toda la familia de Cervantes – el escritor, su mujer, hermanas, su hija y su sobrina– que llegan hasta la ciudad de Valladolid atrás del rastro de la corte y nuevas esperanzas de mejorar de vida. 
Cuentan los investigadores cervantinos que es en medio de este clima de necesidades y apremios terribles, que Don Miguel de Cervantes termina la 1ª parte de “El Quijote”.


Agonía y muerte en Madrid, en 1616

Cuatrocientos años atrás, y ya promediando el mes de abril, el escritor comienza a convivir con la muerte que se le aproxima. La familia se había instalado en su casa de la Calle del León, en la esquina de la calle Francos - hoy llamada, claro,  Miguel de Cervantes-. 
Recibe la extremaunción y firma la dedicatoria del libro “Persiles”; tres días después, el 22 de abril, muere, y al día siguiente es enterrado en una tumba del convento de las Trinitarias Descalzas.

J. Villanueva, São Paulo, 15 de octubre de 2016


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